Trump conmuta sentencia federal a líder pandillero Larry Hoover pese a oposición de autoridades

Larry Hoover en 2021 en la prisión federal de máxima seguridad de Colorado. / Foto: Registros del Tribunal de Distrito de EE. UU.
El presidente Donald Trump ha generado controversia al conmutar la sentencia federal de Larry Hoover, cofundador de la pandilla Gangster Disciples y uno de los criminales más notorios de Illinois, quien llevaba décadas dirigiendo operaciones delictivas desde prisión.
La decisión, anunciada este 29 de mayo de 2025, afecta únicamente sus condenas federales, pero mantiene intactas las penas estatales que acumula por asesinato y narcotráfico.
Hoover, de 74 años, purgaba seis cadenas perpetuas federales en la prisión de máxima seguridad ADX Florence (Colorado) por liderar una organización criminal con 30,000 miembros en 28 estados. Su red movilizaba más de $100 millones anuales en drogas solo en Illinois, según el fiscal Ron Safer, quien calificó al excapo como «el criminal más peligroso en la historia del estado». Pese a estar encarcelado desde 1973 por el asesinato del traficante William «Pooky» Young, Hoover continuó dirigiendo operaciones mediante un sofisticado sistema de comunicación desde su celda, descubierto tras una infiltración federal de seis años.
La conmutación presidencial —que reduce su pena federal pero no elimina las condenas estatales de 200 años— se produce tras múltiples solicitudes denegadas por tribunales, incluyendo un intento fallido en 2022 bajo la Ley First Step de 2018. Sus abogados argumentaron «rehabilitación total» tras 30 años en régimen de aislamiento, aunque las grabaciones obtenidas en 1994 lo muestran ordenando venta de drogas a adolescentes.
Reacciones divididas
Mientras familiares y exmiembros de los Gangster Disciples celebran la medida, autoridades judiciales expresan indignación. «Es inapropiado dar clemencia a quien convirtió prisiones en centros de mando criminal», declaró Safer, fiscal del caso federal. Agentes federales involucrados en su captura durante la Operación Dolor de Cabeza (1993) también mostraron descontento, recordando cómo Hoover usaba empresas legales para lavar dinero y financiar su brazo político, 21st Century Vote.
La Casa Blanca no especificó fecha de liberación, pero documentos judiciales indican que Hoover sería transferido a Illinois para cumplir su condena estatal restante. Expertos legales señalan que, aunque técnicamente libre de cargos federales, su salida de ADX Florence —donde permanecía en confinamiento solitario— no implica libertad inmediata.
Legado criminal vs. narrativa de redención
El caso reaviva debates sobre el uso de conmutaciones presidenciales en figuras polarizantes. Defensores citan su supuesto cambio tras décadas de encarcelamiento, reflejado en una entrevista de 1993 donde prometía combatir violencia pandillera. Sin embargo, fiscales destacan que en 1994 seguía ordenando crímenes, evidenciando doble discurso.
Organizaciones de derechos humanos cuestionan además las condiciones carcelarias de Hoover: 30 años sin contacto humano directo, bajo protocolos reservados para terroristas o líderes de carteles. Sus abogados planean ahora apelar las condenas estatales, aunque analistas consideran improbable éxito dada la gravedad de los cargos.
Mientras tanto, comunidades afectadas por los Gangster Disciples temen revitalización de la pandilla. «Fue un arquitecto de la violencia urbana; su posible influencia persistente es una amenaza», advirtió un exagente del FBI involucrado en operativos contra la organización. La decisión de Trump marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre justicia penal y política en Estados Unidos.